La psoriasis es una enfermedad crónica que compromete la piel, la cual puede verse afectada de forma parcial o total con manchas o placas (llamadas así cuando tienen relieve) de color rojo, cubiertas de escamas blanquecinas que pueden o no generar picazón.
Las zonas más afectadas, conocidas como “vértices óseos”, son fundamentalmente las partes más salientes del cuerpo, tales como codos, rodillas, cuero cabelludo y uñas, en las que pueden observarse múltiples alteraciones, principalmente la presencia de hoyuelos. Si bien la mayoría de las veces el diagnóstico realizado por el médico dermatólogo es clínico (es decir, mediante la observación de las lesiones), en algunas oportunidades es necesario recurrir a una biopsia de piel.
Es importante aclarar que esta enfermedad no reviste carácter contagioso, pese a períodos de remisión temporal, pero sí puede transmitirse en forma hereditaria.
Las personas con padres que hayan padecido psoriasis deben estar atentos a la aparición de descamación en algún área de la piel y consultar con un médico dermatólogo ante los primeros síntomas, ya que tienen más probabilidad de desarrollar esta enfermedad que quienes no presentan este antecedente en su familia. Sobre esta carga genética actúan, además, numerosos y variados factores desencadenantes, como situaciones de estrés, procesos inflamatorios, infecciones o traumatismos.
Si bien hasta la fecha la Psoriasis no puede curarse, dispone de tratamientos que mejoran notablemente la calidad de vida de quienes la padecen. Existen nuevos tratamientos basados en medicamentos biológicos, los cuales son indicados cuando se comprueba un claro fracaso de los procedimientos convencionales. Estos últimos se basan en diferentes productos de aplicación local, como cremas, ungüentos y pomadas, o lociones y shampúes para el cuero cabelludo; medicamentos por vía oral; exposición a rayos ultravioletas (UVA), solos o combinados con psoraleno (compuesto de origen natural) por vía oral (PUVA). Los medicamentos biológicos, de costo más elevado, se administran en forma inyectable, endovenosa o subcutánea.
La elección del tratamiento dependerá de la extensión de las lesiones y del tipo de psoriasis. El tratamiento se adaptará a cada paciente de forma individualizada.
No todas las manchas o placas se controlan de forma óptima sólo con tratamiento local. En el caso de lesiones extensas tal vez se requiera de UVA o medicación oral. Cuando estos dos abordajes fracasan, se recurre a los medicamentos biológicos.
Pese a ser la psoriasis una enfermedad crónica dermatológica, es una de las enfermedades de la piel que más afecta emocionalmente a quien la padece. Vergüenza, inseguridad, miedo al rechazo, falta de confianza en sí mismos, son algunos de los impactos que genera.
El diagnóstico temprano, cambios en los hábitos de vida y un abordaje multidisciplinario son piezas claves para controlar la psoriasis, una enfermedad crónica pero tratable.
#ConsejoDeSalud: mantener la piel hidratada, utilizar shampoo suave, conservar una correcta higiene de las uñas y evitar la aplicación de perfumes de forma directa en las zonas afectadas.
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