Una cicatriz es una alteración permanente de la piel que surge a partir del daño y reparación del tejido de la dermis a través de una proteína denominada colágeno.

Cuando la cicatrización se desarrolla dentro de los parámetros normales, el mecanismo de restauración cutánea se desarrolla en tres etapas:

  • 1°- Etapa inflamatoria: se elimina el tejido dañado evitando la infección y se inicia el proceso de cicatrización.
  • 2° - Etapa proliferativa: el aumento de proteínas permite sintetizar una gran cantidad de colágeno colaborando en el proceso de cicatrización.
  • 3° - Etapa de remodelación o madurativa: el colágeno experimenta una serie de procesos químicos que dan consistencia y tensión a la cicatriz.

 

Existen dos tipos de cicatrices anormales: cicatrices hipertróficas y cicatrices queloides. Ambas son una respuesta del tejido de la dermis frente a diferentes traumatismos cutáneos (heridas quirúrgicas, estéticas, accidentales, quemaduras, entre otros). Estas se caracterizan básicamente por una síntesis exagerada de tejido conectivo.

Las cicatrices hipertróficas se limitan al lugar de la herida, tienden a desaparecer con el tiempo y generalmente no requieren tratamiento.

En tanto, las cicatrices queloides se extienden más allá de la herida original y en pocos casos regresan a su forma primitiva. Por este motivo, necesitan ser tratadas.

Existen regiones cutáneas donde las líneas de tensión de la piel generan mayor tendencia a formar queloides tales como el área alrededor del esternón, clavícula, mandíbula, oídos, abdomen, glúteos y muslos.

Normalmente, suelen presentarse en forma de pequeñas pápulas, nódulos y/o tumores benignos voluminosos colgantes. Su consistencia es fibrosa, dura y de coloración variada (rosa y/o violáceos).

 

cicatrices queloidesEsta técnica se realiza en consultorio de forma ambulatoria. Imagen: Depositphotos

Durante su desarrollo, generan prurito, sensación dolorosa y de tensión debido a la irritación de las terminales nerviosas de la dermis; lo que también puede repercutir psicológicamente en el paciente.

Tratamiento de las cicatrices queloides

Durante las últimas décadas se probaron diversos tratamientos (quirúrgicos, compresivos, químicos, infiltrativos, cosmetológicos y radioterapia) con variados porcentajes de respuestas.

La Braquiterapia con estroncio-90, también llamada betaterapia, se presenta como una alternativa terapéutica para la recuperación de estos tejidos.

El material radiactivo se coloca en contacto con el queloide, o sobre la cicatriz quirúrgica, emitiendo una radiación de baja energía que es absorbida totalmente por el tejido, inhibiendo el crecimiento anormal de vasos sanguíneos y el metabolismo del colágeno, lo que contribuye a lograr una mejor cicatrización.

Esto permite tratar la herida en la piel de forma muy superficial; sin riesgo para el paciente desde el punto de vista de exposición a la radiación y con excelente respuesta terapéutica.

La Braquiterapia se realiza en consultorio, de forma ambulatoria y no tiene contraindicaciones.

El tratamiento consta de tres sesiones preoperatorias y diez sesiones después de extirpar el nódulo-tumor benigno. Luego se realiza un control trimestral y seguimiento en consultorio por dos años.

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