Las anormalidades en el ritmo cardíaco (arritmia cardíaca) suceden cuando los impulsos eléctricos no actúan de forma correcta lo que genera que el corazón empiece a latir rápida, de forma extremadamente lenta o de manera irregular.
El corazón late a diferentes velocidades o frecuencias de acuerdo a las necesidades del organismo. Si una persona está descansando y se encuentra relajada, requiere una menor cantidad de sangre distribuyendo oxígeno y el corazón trabajará a frecuencias más bien bajas, entre 40 a 80 latidos por minuto. Pero frente a un estrés psíquico o físico la frecuencia puede ascender normalmente por encima de 100 latidos por minuto y de acuerdo al esfuerzo físico y la edad puede incluso llegar a 180-190 latidos por minuto. Y todo este rango de frecuencia está dentro de lo normal.
Pero cualquiera de estas cifras es anormal cuando no corresponde a las necesidades del organismo. Por ejemplo, si una persona está corriendo y su frecuencia cardíaca no supera los 70 a 80 latidos por minuto puede significar que algo no funciona correctamente. Igualmente, por el contrario, si una persona está en reposo, con una frecuencia superior a 100 latidos por minuto.
Tipos de arritmias cardíacas
Existen distintos tipos de arritmias cardíacas que se expresan con frecuencias bajas, denominadas en general “bradicardias” y arritmias con frecuencias elevadas denominadas “taquicardias”. Las bradicardias se suelen manifestar por tener la sensación de fatiga, cansancio, sueño, mareos, incluso desmayos. Las taquicardias por la sensación de que el corazón trabaja muy rápido, en forma inesperada para la actividad física que la persona está teniendo en el momento de dichos síntomas. También hay distintas irregularidades del corazón que se manifiestan como “palpitaciones”, o sea la sensación de “golpes en el pecho” y esto es señal de la presencia de extrasístoles, que son latidos del corazón anticipados o prematuros en el tiempo. A veces estos síntomas sólo reflejan un estado de ansiedad o nerviosismo, otras veces pueden ser expresión de enfermedades.
A medida que pasan los años y envejecemos aumenta nuestro riesgo de tener arritmias. Pero aún los niños, los jóvenes, pueden padecer de arritmias. Estas generalmente se manifiestan como taquicardias incesantes o en paroxismos, más o menos prolongados. Generalmente son causados por alteraciones en el comportamiento “eléctrico del corazón” sin la presencia de una cardiopatía estructural. Por otro lado hay gente joven que tienen alteraciones eléctricas o del músculo cardíaco congénitas, y en ellos el estrés físico o psíquico puede desencadenar arritmias, provocando síncopes (desmayos) o incluso la muerte súbita. Esto puede prevenirse con un control adecuado en las distintas etapas de la vida, comenzando con los exámenes correspondientes en pediatría y los controles escolares y a los deportistas.
Diagnóstico de arritmias cardíacas
Una correcta evaluación de los mismos por un especialista en la materia lleva a determinaciones pronósticas e indicaciones terapéuticas adecuadas. A medida que pasan los años las posibilidades de tener arritmias por patologías cardíacas adquiridas se incrementa. Estas enfermedades abarcan una lista muy amplia a saber: procesos infecciosos, inmunológicos, metabólicos, tóxicos, y frecuentemente por arterosclerosis. En este sentido situaciones como diabetes, hipertensión, colesterol elevado por encima de lo normal, el fumar, aumentan indirectamente la probabilidad de sufrir arritmias.
En la evaluación de las arritmias es fundamental la entrevista médica. El médico debe darse el tiempo suficiente para comprender en detalles que está sucediendo con la persona que consulta y con su entorno. Debe hacer un interrogatorio pormenorizado. La experiencia y conocimientos, la dedicación del especialista, son claves al momento de decidir qué hacer frente a dichas consultas.
Por otro lado la tecnología tiene que ser usada conscientemente por el especialista. Hay tecnologías simples que en frecuentes situaciones suelen ser suficientes para realizar el correcto diagnóstico. Otras veces el disponer de, pero sobre todo saber utilizar, tecnologías complejas, ayudan a diagnosticar y tratar a las personas con arritmias.
enero 17, 2024
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