Profesionales del Servicio de Endocrinología del Sanatorio Allende explican la importancia de un abordaje integral de la diabetes, ya que no sólo aumenta el riesgo de nefropatías, sino que también puede convertirse en un factor desencadenante de enfermedades que afectan el corazón.

La diabetes es una enfermedad crónica que afecta la forma en que el cuerpo utiliza la glucosa, que es el principal combustible para las células del cuerpo. La glucosa se puede descomponer rápidamente en unidades más pequeñas de energía a través de un proceso llamado glucólisis, permitiendo que las células obtengan energía de manera rápida y eficiente para llevar a cabo sus funciones metabólicas y mantener la actividad celular.

La glucosa proviene de los alimentos que consumimos y es transportada a las células a través del torrente sanguíneo. Ésta forma de azúcar es uno de los principales carbohidratos presentes en la dieta humana, ya que se encuentra en una amplia variedad de alimentos, como frutas, verduras, granos y productos lácteos.

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Sin embargo, para que la glucosa ingrese a las células y sea utilizada como energía, necesita la ayuda de una hormona llamada insulina. Cuando los niveles de glucosa en sangre aumentan después de una comida, el páncreas secreta esta hormona promoviendo la captación de glucosa por parte de tejidos como el hígado, los músculos y el tejido adiposo, donde se utiliza para obtener energía o almacenarse como glucógeno (en el hígado y los músculos) o como grasa (en el tejido adiposo).

Cuando los niveles de glucosa comienzan a elevarse, los grandes damnificados son los riñones. En ese sentido, los altos niveles de glucosa pueden dañar los pequeños vasos sanguíneos presentes en estos órganos, incluyendo los glomérulos, que son los filtros responsables de eliminar los desechos y el exceso de líquidos de la sangre. Este daño puede comprometer la capacidad de los riñones de filtrar los desechos y el exceso de líquidos de la sangre.

Un cuadro de hiperglucemia puede llegar a producir alteraciones invalidantes en múltiples órganos como los ojos, corazón, riñón y miembros inferiores.

“El impacto de la diabetes en los riñones puede ser significativo y progresivo” explica la Doctora Mónica Meritano, especialista en Endocrinología del Sanatorio Allende. Y añade: “Con el tiempo, el daño renal puede llevar a una disminución en la función renal y, en casos graves, a la insuficiencia renal”.

Recientemente la profesional, también diabetologa, fortaleció su experiencia al participar en una rotación en el Servicio Cardiorrenal del Hospital Clinic de Valencia, España perteneciente a la Consejería de Sanidad Universal y Salud Pública de la Generalidad Valenciana

Durante su estadía, la Dra. Meritano exploró la interrelación entre la diabetes, las enfermedades renales y su impacto en la salud cardiovascular. La importancia de este abordaje integral radica en que la diabetes no solo aumenta el riesgo de nefropatía, sino que también puede convertirse en un factor desencadenante de enfermedades que afectan el corazón

¿Cómo afecta la diabetes al funcionamiento del riñón?

“La diabetes tipo 2 es la causa principal de insuficiencia renal” comenta la Doctora Meritano. Y explica que, hasta el 40% de los diabéticos pueden terminar por desarrollar esta complicación.

La Doctora Meritano visitó el Servicio Cardiorrenal del Hospital Clinic de Valencia para conocer más sobre el abordaje integral de diabetes y otras patologías.

La diabetes puede afectar los riñones de varias maneras, lo que conduce a una condición conocida como nefropatía diabética o enfermedad renal diabética. Es importante destacar que el control adecuado de la glucosa en sangre y la presión arterial, junto con un manejo integral de la diabetes, puede ayudar a prevenir o retrasar la progresión de este tipo de enfermedades y reducir el riesgo de complicaciones renales graves.

Una de las formas en que la diabetes puede impactar negativamente en los riñones es a partir de las consecuencias que sufren los glomérulos. Estos pequeños vasos sanguíneos en los riñones, actúan como filtros para eliminar los desechos y el exceso de líquido de la sangre, formando la orina. 

Los altos niveles de glucosa en sangre y otros factores asociados con la diabetes pueden desencadenar procesos inflamatorios y estrés oxidativo en los riñones, lo que puede contribuir al daño renal y la progresión de la enfermedad renal.

El daño a estos glomérulos debido a los altos niveles de glucosa en sangre y la presión arterial alta (hipertensión) en personas con diabetes puede provocar una filtración anormal de proteínas hacia la orina (proteinuria), lo que indica una lesión en los riñones. Con el tiempo, la nefropatía diabética puede progresar a enfermedad renal crónica e insuficiencia renal si no se controla adecuadamente.

Además, un cuadro diabético también puede aumentar el riesgo de desarrollar hipertensión arterial (presión arterial alta), lo que ejerce una tensión adicional en los vasos sanguíneos y los riñones. La hipertensión arterial puede dañar aún más los riñones y aumentar el riesgo de desarrollar una patología renal de carácter crónico. 

Sanatorio Allende avanza hacia una atención integral para diabetes y patologías cardio renales. Hace algunos meses, la Doctora Mónica Meritano visitó el Hospital Clínico de Valencia en el marco de una rotación en Nefropatía Diabética y Síndrome Cardiorrenal

“En este contexto médico, se busca situar al endocrinólogo diabetólogo en un entorno donde los pacientes enfrenten simultáneamente complicaciones cardíacas y renales” comenta la diabetóloga, quien forma parte del Servicio de Endocrinología del Sanatorio Allende. Y añade: “Este enfoque hacia la prevención de efectos secundarios reconoce la importancia de una atención integral y preventiva, brindando la posibilidad de contar con nuevas oportunidades para elaborar diagnósticos más certeros”. 

El manejo de la enfermedad renal en personas con diabetes requiere un enfoque multidisciplinario, que puede incluir cambios en el estilo de vida, medicamentos para controlar la glucosa y la presión arterial, así como tratamientos específicos para proteger la función renal. “La educación sobre la importancia del control de la glucosa en sangre y otros factores de riesgo es fundamental para reducir el impacto de la enfermedad renal” concluye la Doctora Meritano

Doctora Mónica Meritano - Servicio de Endocrinología - Sanatorio Allende


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