Consolidar la Salud Mental, el desafío vigente

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Pensando en la Salud Mental, en el Sujeto y en la realidad que hoy lo invade en los diversos aspectos de su vida, la dimensión del tiempo y de lo laboral lo sumergen en un ritmo que le consume gran cantidad de sus horas diarias.

En los tiempos actuales, la organización y las estructuras laborales se han modificado de tal forma que las pausas entre las actividades y los espacios libres han disminuido, llegando a desaparecer. Los ritmos se han acelerado, con una vivencia continua de apuro, con la exigencia de cumplir con las metas establecidas en función no sólo del rendimiento sino de la calificación, incentivando la competencia, considerando al otro, al compañero, como un rival. Esto provoca, entonces, una actitud defensiva, de desconfianza, llegando a provocar hasta el aislamiento. El triunfo profesional se vincula menos a la idoneidad y más a lo que se exhibe, obteniendo más valor la apariencia y la visibilidad que el rendimiento o la eficacia.

Esta exigencia laboral, sumada al ritmo acelerado y a la carga mental que implica, provoca gradualmente sentimientos de fatiga, pérdida de las ilusiones, disminución de las motivaciones y una tendencia al aislamiento, buscando una tranquilidad que no aparece. Lo que emerge es el vacío interior, la pérdida de confianza en el porvenir y la ausencia de espacios y tiempos para la reflexión.

La salud mental depende de la posibilidad de enfrentar los retos que se imponen desde el afuera con actividades que permitan pensar desde la individualidad, como así también de la relación con el otro en actividades diversas en ámbitos creativos, en los cuales la competencia opere también como generadora de estímulos más heterogéneos.

Las potencialidades que tienen los sujetos para afrontar la solución de sus problemas debiera ser más equitativa en la distribución de su propia energía, ya que pensar como estímulo único sólo el trabajo va repercutiendo de manera directa en la calidad de vida, con un empobrecimiento ideoafectivo y quedando el pensamiento sólo ligado a una representación por la disminución del intercambio en otros ámbitos de integración y exploración.

Si logramos percibir los vínculos afectivos y sociales como necesarios para el crecimiento y el devenir diario, si se contempla que estos valores se consoliden e intervengan en la cotidianeidad, usted podría no permanecer tan ajeno a la realidad que lo circunda y lograría un intercambio en otros ámbitos de integración y exploración.

Servicio de Salud Mental - Sanatorio Allende

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