La glándula tiroides funciona cómo el “director de orquesta” del cuerpo, regulando la producción de energía y el metabolismo del cuerpo. Nuestros médicos nos explican porqué existe un incremento del número de consultas sobre patologías tiroideas.

La glándula de la tiroides es de vital importancia para el funcionamiento del organismo. Ubicada bajo la piel del cuello, segrega las hormonas tiroideas, que regulan la velocidad con la que suceden los procesos químicos del cuerpo. 

Para producir hormonas tiroideas se precisa yodo, un elemento que la glándula de la tiroides recibe de la sangre y que se recicla una vez que las hormonas han cumplido su función. Dichas hormonas influyen en el índice metabólico tanto, estimulando a la mayoría de los tejidos para la producción de proteínas, cómo así también para incrementar la cantidad de oxígeno que utilizan las células. 

Cuando esta glándula se enferma y no cumple su función correctamente se puede evidenciar determinados trastornos como el hipotiroidismo y el hipertiroidismo.

Además de las anteriormente mencionadas, la tiroides desempeña un amplio abanico de funciones, entre otras, el control del peso, del ritmo cardíaco y del nivel de colesterol en la sangre, así como el mantenimiento de la fortaleza muscular y el estado de la piel. Es por esto que una tiroides sana es básica para gozar de un bienestar general. 

¿Qué sucede cuando la glándula de la tiroides aumenta de tamaño?

Los trastornos tiroideos son muy frecuentes, pero a veces pasan inadvertidos, ya que los síntomas se confunden con otras enfermedades.  


La presencia del bocio no significa necesariamente que la glándula tiroides presente un trastorno en sus funciones.

En el caso de que lo que se vea afectado sea la morfología de la glándula, se genera lo que se conoce como bocio. Si la totalidad de la glándula incrementa su tamaño, hablamos de bocio difuso, mientras que, si se desarrolla una o más estructuras nodulares, ya sean sólidas o quísticas (bolsa membranosa que contiene sustancias líquidas), nos referimos a bocio nodular.

En cambio, cuando lo que se altera es la funcionalidad de la glándula, se producen patologías tales como hipotiroidismo o hipertiroidismo, relacionadas con el déficit o con el exceso de producción de hormonas respectivamente.

La presencia del bocio no significa necesariamente que la glándula tiroides presente un trastorno en sus funciones.

Cómo se explicó anteriormente, la glándula de la tiroides utiliza el yodo a su favor para realizar algunas tareas específicas. Sin embargo, la ingesta excesiva y permanente de alimentos ricos en yodo, puede ser responsable del agrandamiento de la glándula. Incluso, la deficiencia de éste nutriente en el organismo puede producir el desarrollo de bocio como un intento de la glándula de compensar dicha carencia. 

Ya sea por excedente o carencia de yodo, el desarrollo de bocio suele ser asintomático. Si bien crece lentamente, en algunos casos su expansión es rápida y genera la compresión de estructuras vecinas (como la tráquea, el esófago o el nervio laríngeo), lo que podría ocasionar dificultad para respirar, deglutir o hablar. 

Así es el diagnóstico y tratamiento del bocio

El diagnóstico médico del bocio comienza con un minucioso examen físico del paciente, en el cuál se intentará detectar la patología por medio de la palpación del cuello. Luego, se realizan estudios bioquímicos hormonales que establecen la funcionalidad de la glándula (normal, hipo o hipertiroidismo) y una ecografía tiroidea que aportará detalles específicos sobre el tamaño glandular. 

A su vez, este estudio detecta características sospechosas de la malignidad del bocio tratante. Cuando el nódulo posee consistencia dura a la palpación o cuando su crecimiento es exponencial en pacientes que hayan recibido radioterapia por una patología cervical, se entiende que la patología ha alcanzado un carácter maligno.

En la actualidad, existe un incremento del número de consultas sobre patologías tiroideas. Esto se debe a que, frente a determinados síntomas, la enfermedad es más considerada por los médicos y por los mismos pacientes. 

Si bien no existen medidas de prevención para el desarrollo de ésta patología, más allá de suplantar la alimentación excedente o carente en yodo, se recomienda que el paciente con antecedentes familiares de enfermedades tiroideas establecidas realice la consulta endocrinológica pertinente.

Una vez se encuentre la causa del bocio a tratar, el manejo médico correspondiente suele reducir el tamaño de la glándula o detener su crecimiento. En gran parte de los casos, si no existe alteración glandular funcional ni malignidad, es posible adoptar una conducta expectante, que consiste en observar la evolución de la enfermedad a través de controles periódicos con el especialista. Cabe destacar que la opción quirúrgica (tiroidectomía) queda reservada para la mayoría de los nódulos malignos.

En ese sentido nuestro Sanatorio cuenta con un Servicio de Endocrinología integrado por profesionales expertos en el tema y con gran experiencia en el manejo de patologías hormonales en general y, particularmente, en aquellas vinculadas con alteraciones de la tiroides. Así, el paciente podrá acceder a una consulta endocrinológica con asesoramiento sobre cada procedimiento, ya sea diagnóstico, terapéutico o de seguimiento. 

Servicio de Endocrinología - Sanatorio Allende


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