La esclerosis múltiple es una enfermedad imprevisible del sistema nervioso central que puede variar entre relativamente benigna y algo incapacitante, hasta devastadora a medida que se perturba la comunicación entre el cerebro y otras partes del cuerpo.

La gran mayoría de los pacientes se ven ligeramente afectados, pero en los peores casos de esclerosis múltiple una persona puede desarrollar incapacidad para escribir, hablar o caminar. Un médico puede diagnosticar esclerosis múltiple en algunos pacientes poco después de aparecer la enfermedad. En otros casos, no obstante, los médicos no pueden fácilmente identificar la causa de los síntomas, lo que conduce a años de incertidumbre y diagnósticos variados, caracterizados por la aparición y desaparición de síntomas inexplicables.

¿Qué es lo que se produce en nuestro cuerpo durante un ataque de esclerosis múltiple?

Se produce inflamación en áreas de la sustancia blanca del sistema nervioso central en partes distribuidas al azar llamadas placas. A este proceso le sigue la destrucción de la mielina, cubierta grasa que aísla las fibras de las células nerviosas en el cerebro y en la médula espinal.

La mielina facilita una transmisión sin dificultad y a alta velocidad de los mensajes electroquímicos entre el cerebro, la médula espinal y el resto del cuerpo. Cuando se produce un daño en la mielina, la transmisión neurológica de los mensajes ocurre más lentamente o queda bloqueada totalmente, lo que conduce a una reducción o pérdida de la función.

¿Quién contrae esclerosis múltiple?

Es la enfermedad adquirida no traumática más frecuente en jóvenes. La prevalencia varía según los distintos países y zonas geográficas, estimándose una prevalencia en Argentina de 16 a 20 personas por cada 100.000 habitantes. La edad de inicio promedio es de los 20 a los 40 años, más frecuente en mujeres (relación 2:1). Si bien es una enfermedad esporádica se han establecido casos familiares.

La característica de la enfermedad es su cronicidad, progresión que se encuentra mediada por el sistema inmune. Los episodios de desmielinización (brotes) generan además daño o pérdida de los axones, lo cual se traduce clínicamente como un deterioro neurológico. El daño axonal puede generar fenómenos de atrofia cerebral, en muchos casos irreversibles.

¿Cuál es el curso de la esclerosis múltiple? 

Cada caso de esclerosis múltiple muestra uno de varios patrones de manifestación y curso posterior de la enfermedad. Más comúnmente, la esclerosis múltiple se manifiesta primero como una serie de ataques seguidos de remisiones totales o parciales a medida que se reducen los síntomas, sólo para volver después de un periodo de estabilidad. Esta condición se denomina esclerosis múltiple de recaída-remisión, siendo esta la forma más frecuente de presentación.

Un 20% de la población con esclerosis múltiple tiene una forma benigna de la enfermedad, en la que los síntomas presentan poca o ninguna progresión después del ataque inicial y en la que estos pacientes siguen funcionando totalmente bien. Otros pacientes sufren de esclerosis múltiple maligna, definida como un deterioro rápido y continuo que resulta en una incapacidad notable e incluso en la muerte poco después del inicio de la enfermedad. Sin embargo, la esclerosis múltiple es mortal en muy raras ocasiones y la mayoría de las personas que la padecen mantienen una expectativa de vida bastante normal.

¿Pueden los eventos de la vida afectar al curso de la esclerosis múltiple? 

Si bien no hay pruebas concluyentes de que la tensión diaria o un trauma en particular tengan relación con el curso de la enfermedad, hay datos sobre la influencia del embarazo. Puesto que la esclerosis múltiple ataca por lo general durante los años reproductivos, una preocupación común entre las mujeres con dicha enfermedad es la de tener o no un hijo. Estudios al respecto han demostrado que la esclerosis múltiple no tiene efectos adversos en el curso del embarazo, el parto o el alumbramiento. En realidad, los síntomas a menudo se estabilizan o se reducen durante el embarazo.

Posibles Síntomas de Esclerosis Múltiple:

  • Debilidad muscular
  • Espasticidad
  • Deterioro de los sentidos del tacto
  • Dolor (moderado a severo)
  • Ataxia
  • Temblores
  • Alteraciones del habla
  • Alteraciones visuales
  • Vértigo
  • Disfunción urinaria y sexual
  • Trastornos intestinales
  • Depresión
  • Euforia
  • Anormalidades cognoscitivas
  • Fatiga

 

¿Cómo se diagnostica la esclerosis múltiple? 

Debido a que no hay una prueba exclusiva que detecte inequívocamente la esclerosis múltiple, es difícil frecuentemente para el médico diferenciar entre un ataque de esclerosis múltiple y síntomas que pueden surgir como consecuencia de una infección viral o incluso de una inmunización.

Al verse confrontados con un paciente cuyos síntomas, examen neurológico e historial médico indican la presencia de esclerosis múltiple, los médicos utilizan una variedad de técnicas y pruebas de laboratorio para descartar otros posibles trastornos que, si resultan positivas, confirman otros diagnósticos.

esclerosis múltiple

Las tecnologías de imágenes, tales como la imagen de resonancia magnética (IRM), utilizadas junto con el agente de contraste gadolinio pueden ayudar a localizar las lesiones resultantes de la perdida de mielina en el sistema nervioso central. Sin embargo, puesto que estas lesiones también pueden estar presentes en varios otros trastornos neurológicos, no son prueba absoluta de esclerosis múltiple.

Las pruebas de potenciales evocados, las cuales miden la velocidad de la respuesta del cerebro a estímulos visuales, auditivos y sensoriales pueden detectar en algunos casos lesiones que las neuroimágenes pueden no percibir. Como las tecnologías de imágenes, los potenciales evocados ayudan a la posibilidad de establecer un diagnóstico, pero no son concluyentes debido a que no pueden identificar la causa de las lesiones. El médico también puede estudiar el líquido cerebroespinal del paciente (el líquido incoloro que circula a través del cerebro y la espina dorsal) para ver si este contiene anormalidades celulares y químicas asociadas a menudo con la esclerosis múltiple. Estas anormalidades incluyen, entre otras, un mayor número de glóbulos blancos en la sangre y cantidades por encima del promedio de proteína, especialmente proteína básica de mielina, y un anticuerpo llamado inmunoglobulina G.

¿Puede tratarse la esclerosis múltiple? 

Hasta el momento, no existe una cura de la esclerosis múltiple. Muchos pacientes obtienen buenos resultados sin ninguna terapia, especialmente porque muchos medicamentos tienen efectos secundarios graves y algunos presentan riesgos importantes.

En la actualidad se disponen de numerosas alternativas terapéuticas de carácter netamente preventivo, a las cuales todos los pacientes pueden tener acceso y a las que se denominó "tratamientos modificadores de la EM":

  • Reducen la frecuencia y la intensidad de los brotes.
  • Previenen la aparición de nuevas lesiones en la Resonancia Magnética cerebral.
  • Pueden retrasar y reducir las discapacidades adquiridas.

 

Se han logrado muchos adelantos en la batalla contra la esclerosis múltiple. Cada adelanto interactúa con los demás existentes, añadiendo una mayor profundidad y significado a cada nuevo descubrimiento.

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