Las enfermedades diarreicas y el sobrecrecimiento bacteriano son algunas patologías que derivan de la alteración de la microbiota intestinal. Especialistas de Sanatorio Allende remarcan la importancia de su detección temprana y un abordaje interdisciplinar de las alteraciones a la flora intestinal.
La importancia de la microbiota intestinal en el mantenimiento de la salud y en la causa de diferentes enfermedades ha sido demostrada en los últimos años. Su cuidado es fundamental para que las bacterias que tenemos en nuestro intestino no resulten dañadas y pueden cumplir sus funciones que son beneficiosas para la salud.
El término “microbiota” o “microflora” intestinal hace referencia al ecosistema microbiano que coloniza el tracto gastrointestinal y a todas las especies nativas (adquiridas al nacer) y microorganismos vivos que transitan temporalmente por el tubo digestivo (adquirida de los alimentos y/o bebidas ingeridas).
La población microbiana del intestino humano incluye 100 billones de bacterias de entre 500 a 1.000 especies distintas. Esta gran biodiversidad facilita la vida y el desarrollo del conjunto, que incluye no sólo a las comunidades bacterianas sino también al anfitrión humano.
Entre las principales funciones de la microflora intestinal se incluyen:
Factores como el estrés y la calidad de la dieta contribuyen a la salud de nuestra flora intestinal.
Dentro de las patologías más frecuentes se destacan:
Los síntomas, en cualquiera de estas patologías, son muy similares debido a que se altera la flora habitual del intestino. La persona con una alteración de la microbiota intestinal puede experimentar:
Para diagnosticar alguna alteración de la microbiota intestinal se realiza un Test de Hidrógeno Espirado. Consiste en una prueba no invasiva que no causa dolor y permite diagnosticar la mala absorción de ciertas sustancias, como hidratos de carbono complejos, por ejemplo, lactosa y azúcar.
Los resultados, pueden determinar el grado de tolerancia a estas sustancias y si existe un sobrecrecimiento bacteriano mediante una prueba de lactosa.
Estas pruebas se realizan mediante la medición de hidrógeno en aire espirado, el cual es un reflejo de la cantidad de hidrógeno formado por la flora intestinal tras haber ingerido previamente un tipo de azúcar.
Al momento de realizar el estudio y en el caso que el paciente sea intolerante, puede notar molestias leves pasajeras como:
Test de hidrógeno: paciente soplando en una máquina a intervalos de tiempo regulares tras la ingestión de una dosis de ciertos azúcares. Foto: Gastrolyzer® / Sanatorio Allende
En primer lugar, es fundamental que, ante la presencia de algún síntoma acuda a un médico especialista para un correcto abordaje. El profesional realizará las pruebas descritas anteriormente, para diagnosticar la patología y determinar cuál será el tratamiento gastroenterológico.
En todos los casos es fundamental que el paciente realice un seguimiento con un nutricionista, quien indicará una dieta específica para restablecer la microbiota intestinal.
Generalmente, la alimentación:
#ConsejosDeSalud: Es recomendable realizar actividad física regular, cocinar los alimentos de forma saludable, evitar situaciones de estrés, tabaco y alcohol.
Gracias a los avances en la tecnología de alta complejidad y la expertise de los médicos, es que esta práctica puede realizarse acompañando a los pacientes en todo el proceso: detección, diagnóstico y tratamiento interdisciplinar.
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