La Esclerosis múltiple antiguamente llamada Esclerosis en placas es una enfermedad neurológica exclusiva del hombre y preferentemente del adulto joven. Esta enfermedad hasta la fecha no se ha podido reproducir en ninguna otra especie animal de ahí es que se vea tan dificultosa el estudio de la misma.
La frecuencia de la enfermedad y la edad de aparición de los primeros síntomas y signos, justifican que se la haya considerado como el “depredador del adulto joven”, puesto que es entre los 20 y 40 años su mayor incidencia. No es una enfermedad mortal, pero su potencial invalidante es extraordinario.
La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad crónica del sistema nervioso central que puede tener un curso evolutivo variable en cada persona afectada.
Aunque la esclerosis múltiple es una enfermedad compleja y cada caso es único, se han identificado diferentes patrones de evolución que pueden ayudar a comprender mejor el curso de la enfermedad. La formas más frecuentes son las denominadas remitente- recurrente (forma R-R) la cual se va a caracterizar por presentar en forma aguda síntomas neurológicos los cuales son llamados brotes o recaídas las cuales posteriormente entran en una etapa o periodos de remisión que pueden ser total o parciales pudiendo la persona quedar con una secuela permanente.
Si bien es cierto que esta enfermedad puede afectar a todas las personas de todas las edades tiene una preferencia por el sexo femenino y en los adultos jóvenes en un rango etario de 20 a 40 años de edad.
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Cada persona con esclerosis múltiple puede experimentar una combinación única de síntomas y tener un curso de enfermedad individual.[/caption]
Incluso, pese a que las causas exactas no se conocen completamente, hay varios factores que pueden influir a esta mayor susceptibilidad a este grupo etario entre los cuales se encuentra la genética, el sistema inmunológico y factores ambientales que cuando se conjugan entre sí.
Dentro de estas condiciones ambientales no se ha logrado identificar un factor específico pero se cree algunas infecciones virales, la deficiencia de la vitamina D, el exceso de sal en la dieta, el fumar o la exposición a toxinas podrían contribuir al desarrollo de la enfermedad.
Está demostrado que un individuo que se muda de una región de baja prevalencia de la enfermedad a uno de alta prevalencia adquiere el mismo riesgo de padecerla por más que no sea nativo de esa zona de alta prevalencia. El ritmo de vida muy acelerado que nos está tocando vivir muchas veces nos lleva a padecer estrés el cual en muchas personas puede tener un impacto directo en las enfermedades autoinmunes incluyendo la esclerosis múltiple.
¿Puede el estrés ser un desencadenante de la Esclerosis Múltiple?
El estrés crónico puede llegar a tener efectos negativos en el sistema inmunológico alterando el equilibrio inmune, generando inflamación y respuesta inmune anormal. Muchas personas con enfermedades autoinmunes revelan que el estrés emocional puede desencadenar o empeorar temporalmente sus síntomas.
Esto puede incluir un aumento de la inflamación, fatiga, dolor, brotes de la enfermedad y deterioro del bienestar general. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el estrés no es la causa directa de las enfermedades autoinmunes, sino que puede contribuir al empeoramiento de los síntomas.
Si bien el estrés puede influir en la esclerosis múltiple, es importante tener en cuenta que cada persona es única y puede tener respuestas diferentes frente al estrés. La esclerosis múltiple (EM) a menudo se describe como "la enfermedad de las mil caras" debido a su amplio espectro de síntomas y su capacidad de afectar diferentes áreas del sistema nervioso central.
Cada persona con esclerosis múltiple puede experimentar una combinación única de síntomas y tener un curso de enfermedad individual.
Es importante tener en cuenta que estos síntomas pueden variar ampliamente entre las personas con esclerosis múltiple y que la enfermedad puede tener un curso impredecible. Algunas personas pueden experimentar brotes agudos de síntomas seguidos de periodos de remisión, mientras que otras pueden tener una progresión gradual y constante de los síntomas.
A la fecha esta enfermedad no tiene cura, es muy importante el diagnóstico precoz de la misma e iniciar el tratamiento correspondiente para evitar las recaídas (brotes) que a lo largo del tiempo van dejando secuelas alguna de ellas muy discapacitantes.
Para ello, en el Sanatorio Allende contamos con el Servicio de Neurología el cuál realiza tratamientos cada vez más efectivos. En ese sentido, el Dr. Carlos Vrech, explica que “hay que dejar muy en claro que no todos los tratamientos son iguales para todos los pacientes. El tratamiento es único para cada paciente dependiendo la forma clínica de la enfermedad, el grado de compromiso del sistema nervioso y muchísimos otros factores que hacen a cada individuo como único”.
El manejo interdisciplinario es muy importante para abordar esta enfermedad debido a la complejidad de la misma y a la gran variedad de síntomas y necesidades que puede presentar cada enfermo.
Doctor Carlos Vrech - Servicio de Neurología - Sanatorio Allende
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