Durante siglos, la práctica de tatuarse la piel, ha sido considerada como un hábito propio de las clases marginales en los países influenciados por la cultura occidental y cristiana.
En los últimos años asistimos a un franco cambio al respecto y, hoy por hoy, se puede afirmar que el tatuarse ya no es una costumbre de las clases marginales siendo, por lo contrario, algo casi corriente en adolescentes y jóvenes de clase media y alta lo cual a llevado a la proliferación de locales que se dedican a esta actividad así como personas que recorren playas y balnearios durante la temporada veraniega en la búsqueda de potenciales clientes para sus agujas y pigmentos.Cabe preguntarse si estas personas (tatuadores y tatuados) saben que esta práctica puede ocasionar enfermedades tanto sistémicas como cutáneas.
En la ciudad de Córdoba existe una ordenanza municipal (la 10962) tendiente a regular la realización de tatuajes y piercing.No se conocen datos ni estadísticas precisas sobre la incidencia y/o prevalencia de estas enfermedades en la población general y los pocos existentes están referidos a comunidades cerradas como colegios, institutos o cárceles.
No obstante debiera informarse a la población general (y especialmente a aquellos que piensan hacerse un tatuaje) que esta práctica los hace susceptibles de padecer enfermedades infectocontagiosas ocasionadas por bacterias y/o virus presentes en instrumental contaminado (sífilis, Sida, hepatitis B y C, tétanos) o en la piel que no fue sometida a una correcta antisepsia (higiene) previa al acto de tatuarse (piodermitis, verrugas vulgares, molusco contagioso, herpes). Pero, aún cuando la práctica haya sido efectuada en condiciones de asepsia quirúrgica, hay un número importante de enfermedades de la piel no infectocontagiosas que pueden ser desencadenadas, puestas de manifiesto o agravadas por el trauma de la aguja o los pigmentos como ser: psoriasis, liquen plano, reacciones liquenoides, sarcoidosis, queloides, granulomas, dermatitis de contacto, etc.

Por lo tanto sería recomendable que todas aquellas personas deseosas de realizarse un tatuaje hagan; previamente, una consulta a un servicio de Dermatología, ya sea público o privado, para que se los asesore respecto a los riesgos de desarrollar algunas de estas enfermedades que podrían controlarse y, en ciertos casos, prevenirse.