La parálisis facial es un cuadro clínico neurológico frecuente caracterizado por una disminución o ausencia completa de movimiento en algunos o en todos los músculos de la
cara, específicamente de los que participan en la mímica facial.

Esta se puede presentar en todos los grupos etarios, desde niños a adultos mayores.

De acuerdo a la localización de la lesión que la produce, se clasifica en dos grupos:

  • Parálisis facial periférica (la cual es secundaria a una afectación del nervio facial)
  • Parálisis facial central (se produce por una lesión del sistema nervioso central, a nivel cerebral o del tronco encefálico).

 

Cada uno de los grupos presenta características clínicas, pronósticas y terapéuticas particulares, por lo cual es fundamental poder realizar un diagnóstico precoz y preciso de su causa.

¿Cómo identificar una parálisis facial?

Los signos y síntomas de la parálisis periférica suelen aparecer en forma repentina, progresando en un periodo de 24 a 48hs habitualmente, y pueden ser los siguientes:

  • Comienzo repentino de debilidad leve a parálisis total de un lado de la cara, que se puede identificar como asimetría de la cara.
  • Caída de un lado de la cara y dificultad para hacer expresiones faciales, como cerrar un ojo, elevar la ceja, silbar o sonreír.
  • Dolor en el oído o detrás de la oreja del lado afectado (puede presentarse previo al inicio de la debilidad).
  • Aumento de sensibilidad al sonido.
  • Producción anormal de lágrimas y saliva.
  • Trastorno del gusto.

 

En el caso de la parálisis facial central, la debilidad suele estar focalizada en la mitad inferior de la cara con nula o mínima afectación de la contracción del párpado o elevación de la ceja. A su vez, esta puede estar acompañada de síntomas o signos que exceden la función del nervio facial como: debilidad en brazo o pierna, dificultad para hablar, lenguaje incoherente, visión doble, dificultad para caminar, vértigo, entre otros.

En ciertos pacientes es necesario realizar una serie de pruebas para confirmar la causa de la misma y valorar el grado de afectación. Foto: Depositphotos

¿Cuáles son las causas de las parálisis faciales?

En el caso de la parálisis facial periférica, existen diversas etiologías que pueden causar una alteración del nervio facial a lo largo de su recorrido.

En el 75% de los casos se describe como idiopática, y se suele denominar como Parálisis de Bell. Aunque su causa exacta es desconocida, se considera que puede deberse principalmente a un proceso inflamatorio del nervio de causa viral (virus de la familia Herpes habitualmente), y metabólica (por ej. diabetes).

Otras causas menos frecuentes de parálisis facial periférica son las lesiones en el trayecto del nervio por tumores, los traumatismos craneales con fractura asociada, otitis, procesos infecciosos, ciertos agentes tóxicos, enfermedades neuromusculares y autoinmunes.

Por su parte, en la parálisis facial central las etiologías más frecuentes suelen ser ACV, tumores, traumatismos craneales, esclerosis múltiple, enfermedades autoinmunes, neuroinfecciones, entre otras.

¿Cómo se realiza el diagnóstico?

Se realiza fundamentalmente con el interrogatorio y examen físico por parte del médico especialista. En ocasiones es necesario realizar una serie de pruebas para confirmar la causa de la misma y valorar el grado de afectación, dentro de las que se destacan:

  • Tomografía Axial Computada o Resonancia Magnética Nuclear.
  • Electromiografía.
  • Laboratorio sanguíneo.
  • Test de Schirmer, para medir la cantidad de lágrimas que producen ambos ojos.
  • Prueba de salivación.

 

La evaluación del profesional y la realización de los métodos complementarios pertinentes, permitirá identificar si se encuentra afectado el nervio facial en forma periférica o la presencia de una parálisis facial central secundaria a una lesión del Sistema Nervioso Central.

¿Qué opciones de tratamiento existen?

Tanto en la parálisis facial periférica como en la parálisis facial central, el abordaje terapéutico y el pronóstico difieren dependiendo de la causa que la origine, por lo que ante dudas diagnósticas la valoración por parte de un especialista en Neurología es primordial.

En el caso de la parálisis facial idiopática o Parálisis de Bell el tratamiento inicial generalmente suele consistir en la administración de corticoides, y se recomienda comenzar dentro de las 72hs de iniciado el cuadro. En algunos casos también podría estar indicado el uso de antivirales.

Otro pilar fundamental del tratamiento, es la una neuro-rehabilitación motora y fonoaudiológica de la musculatura afectada. La misma también permitirá monitorizar detalladamente la evolución del cuadro.

Por otro lado, al verse afectada la contracción del párpado necesaria para la protección ocular, suelen indicarse medidas de prevención para evitar posibles lesiones oftalmológicas asociadas. Para ello se utilizan gafas de sol, lágrimas artificiales, pomadas, parche ocular durante el sueño, entre otras.

La parálisis facial periférica idiopática (de Bell) suele tener un pronóstico benigno en el cual, aproximadamente, más del 80% de los pacientes presentan una recuperación completa en un lapso de seis semanas a tres meses. Esto estará influenciado principalmente por distintos factores como la edad del paciente, comorbilidades asociadas, grado de afectación del nervio, entre otros.

Dr. Eliseo Barral - Servicio de Neurología Adultos


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