Desde su descubrimiento inicial, en las últimas décadas se ha avanzado en entender, detectar y tratar esta clásica enfermedad.

El cerebro es un órgano que está formado por una agrupación de células llamadas neuronas, que trabajan en conjunto para permitir funciones fundamentales como movimientos, afectividad y cognición. La enfermedad de Parkinson compromete la función cerebral por cuanto genera pérdida de neuronas de forma progresiva afectando estas funciones. Esta enfermedad se caracteriza por la degeneración progresiva de neuronas de forma predecible, ordenada y generalizada, en el sistema nervioso central, afectando a un grupo específico de éstas, ubicadas en la región cerebral, llamada sustancia negra.
Estas neuronas son las que generan y transportan la dopamina, una sustancia química que funciona como neurotransmisor necesario para llevar a cabo, de forma efectiva, sus funciones.
Pequeños cambios en el movimiento y en el comportamiento de la persona son signos que pueden indicar el inicio clínico de la enfermedad. Entre los síntomas más notables se pueden mencionar temblores, movimientos lentos y rígidos, postura encorvada, expresividad facial disminuída, alteraciones del sueño, problemas de equilibrio, dificultad para hablar y alteraciones cognitivas.
Desde hace 202 años, cuando James Parkinson describió por primera vez la enfermedad que lleva su nombre, hasta hoy, son muchos los avances para entender, detectar y tratar esta clásica patología. Uno de ellos, sino el mayor hasta el momento, refiere a la introducción de la levodopa, una medicina que permite controlar sus síntomas, aunque no resuelve el problema de raíz y con el paso del tiempo la enfermedad sigue su curso.
Las proteínas son elementos estructurales normales que se encuentran en cualquier célula del organismo y son fundamentales para su funcionamiento. Cualquier proteína tiene un tiempo de vida útil y cuando este se cumple es degradada por la propia célula, siendo luego reutilizada. Si este mecanismo de degradación falla, la proteína se acumula dentro de la célula y la va dañando poco a poco. En el caso de la enfermedad de Parkinson, una proteína, llamada alfa-sinucleína, no es completamente degradada y reutilizada, quedando acumulada dentro de la célula y generando depósitos. Podríamos decir, entonces, que la causa final de la enfermedad es el depósito de la proteína alfa-sinucleína en las neuronas. Estos depósitos producen la muerte de un grupo específico de las mismas, apareciendo posteriormente los sintomas de la enfermedad.
Las razones por las cuales ocurre son aún desconocidas y probablemente sean múltiples. Pero, ¿no sería un buen objetivo terapéutico evitar su acumulación dentro de la neurona y controlar así el progreso de la enfermedad? De esta pregunta se han hecho cargo distintos grupos de investigación.
Evitar el depósito de la proteína alfa-sinucleína en las neuronas, y reprimir su transmisión de una célula a otra, es uno de los objetivos que permitirían cambiar el curso de la enfermedad y abriría una nueva puerta: no sólo tratar los síntomas que incapacitan a quienes sufren la enfermedad sino también evitar su progresión.
Otro de los aspectos en el cual se trabaja incansablemente es en la detección precoz de la enfermedad, debido a que en la actualidad no existe un método de diagnóstico definitivo para determinar fehacientemente que aquello que padece la persona sea Parkinson u otra patología de características similares. El desarrollo de este campo es muy prometedor, ya que la existencia de los biomarcadores, que consisten en la detección de moléculas biológicas o patrones en diagnóstico por imágenes (u otras áreas de la medicina), permitirían obtener un diagnóstico más preciso de la enfermedad.
Hasta el día de hoy, es el ojo clínico del neurólogo, y no un estudio complementario, el que define el diagnóstico. A los fines de un tratamiento precoz e investigación clínica, sería de gran ayuda contar con elementos de detección temprana de la enfermedad, de forma fiable y accesible.
En el marco del Día Mundial del Mal de Parkinson, nos sumamos a las actividades con una charla informativa y gratuita a la comunidad sobre esta enfermedad. La misma se realizará el lunes 15 de abril a las 18.30 hs en el Auditorio (3er piso) de Sanatorio Allende, Nueva Córdoba y estará organizada por nuestro Servicio de Neurología Adultos.

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