Es una enfermedad ocasionada por un virus que afecta al hígado, pese a que en algunos casos puede generar manifestaciones en otras partes del cuerpo. En Sanatorio Allende contamos con laboratorios equipados, y con especialistas capacitados para evaluar, tratar y realizar el seguimiento apropiado de la Hepatitis C.
Si bien es posible que curse como un cuadro agudo, en la mayoría de los casos es detectada en su forma crónica: entre el 55 y el 85% de quienes se contagian desarrollan una infección duradera, según datos de la OMS. Con el tiempo, esta infección crónica puede producir serios problemas hepáticos, tales como cirrosis, insuficiencia hepática (cuando el hígado deja de cumplir sus funciones), o cáncer de hígado.
En nuestro país, según datos de la OPS-OMS, se estima que casi 400.000 personas están infectadas, de las cuales sólo entre 30-35% lo sabe. Este desconocimiento determina que, en un alto porcentaje de casos, la infección se diagnostique cuando ya se ha producido algún daño en el hígado. Más aún, entre quienes conocen el diagnóstico, sólo una minoría ha recibido o recibe tratamiento.
La infección SÍ se transmite:
La infección NO se transmite:
La mayoría de las personas infectadas no presentan síntomas o éstos son muy leves, razón por la que, generalmente no se logra tratar a tiempo. La hepatitis C crónica puede demorar hasta 30 años en desarrollar síntomas, ya que habitualmente se manifiesta en sus fases ya avanzadas.
Lo que caracteriza la hepatitis es la ictericia, donde los ojos y piel tienen un tinte amarillento. Sin embargo, la persona puede experimentar también cansancio, fatiga, náuseas o vómitos, fiebre, escalofríos, orina color oscuro, materia fecha de color más claro.
Otra manifestación es un dolor o molestia del lado derecho del abdomen superior, el cual puede irradiarse hacia la espalda. Foto: Depositphotos / Sanatorio Allende.
Existen ciertos grupos poblacionales con mayor riesgo de contraer la infección. A los pacientes que presenten alguno de los siguientes factores de riesgo se les debería requerir el análisis para descartar la presencia de una infección silente (cribado o screening).
Hasta hace pocos años se disponía de opciones bastante limitadas para tratar la Hepatitis C. Estos tratamientos se administraron en forma de inyecciones y pastillas durante un tiempo prolongado, y además presentaban efectos adversos que limitaban en gran medida su uso, sumado a que tenían una baja eficacia.
En cuanto a la vacuna, si bien se han realizado investigaciones al respecto, lamentablemente aún no es posible disponer de una para esta enfermedad.
Nuevos tratamientos que estudian las características del paciente y del virus. Foto: Depositphotos / Sanatorio Allende.
Actualmente, se cuenta con nuevos tratamientos basados en antivirales de acción directa. Los mismos se administran por vía oral durante menos tiempo (entre 8 y 12 semanas en general) demostrando buena tolerancia en el paciente y una elevada eficacia.
Los nuevos tratamientos han logrado la curación en más del 95% de los casos en general, según datos de la OMS.
Existen guías que determinan cuál es el tratamiento indicado de acuerdo con las características del paciente y del virus. Para ello, lo fundamental es que el diagnóstico sea temprano.
Servicio de Infectología – Sanatorio Allende
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