Esta técnica quirúrgica permite tratar el agrandamiento de la glándula prostática de una forma segura y eficaz reduciendo el tiempo de internación del paciente.
La próstata es una glándula interna que se encuentra situada delante del recto y debajo de la vejiga. Su principal función, junto a los testículos y las vesículas seminales, es producir semen.
En su estado original, tiene el tamaño de una nuez. Sin embargo, los hombres mayores a 50 años pueden experimentar un crecimiento de la glándula, denominada hiperplasia prostática benigna.
Al suceder esto, la próstata comprime la uretra provocando ciertos síntomas tales como:
- micción (orina) débil
- dificultad para orinar
- necesidad de ir rápido y numerosas veces al baño durante el día y la noche
- pérdida de orina
La aparición de los síntomas no se manifiesta de la misma manera en todos los casos. Por esta razón, ante la presencia de alguno de ellos es importante realizar una consulta médica.
La principal consecuencia del agrandamiento de la próstata es la obstrucción de la orina. Esto puede producir complicaciones más severas como no poder orinar, sangrado en la orina, piedras en la vejiga, infecciones frecuentes y, en algunos casos, daño crónico del riñón.
Cómo tratar esta afección
El Servicio de Urología de nuestro Sanatorio cuenta con un LÁSER (Holmium Lumenis 100 Watt) que permite realizar procedimientos en forma mínimamente invasiva a través de la uretra, como la enucleación prostática.
Este equipamiento trata diversas patologías, principalmente, los cálculos (piedras) del aparato urinario y el agrandamiento de la próstata.
En el caso de este último, la técnica que se realiza consiste en separar el crecimiento prostático (adenoma) con el láser y luego extraerlo al exterior, con otro aparato llamado morcelador y cuya función es triturar y quitar el exceso de la glándula a través de la uretra.
Esta intervención dura 90 minutos -aproximadamente- y reemplaza a la cirugía abierta tradicional. Entre sus principales ventajas podemos mencionar:
- alivio de los síntomas
- reducción del tiempo de internación
- recuperación rápida
- menor dolor luego de la cirugía
- disminución de la pérdida de sangre
Este procedimiento quirúrgico no solo mejora la visualización del cirujano a la hora de realizar la intervención, sino que también permite una excelente coagulación del paciente pudiendo retomar sus actividades en 15 días -aproximadamente-.
En la mayoría de los casos, el tiempo de internación es de dos noches, es decir entre 36 y 48 horas después de la cirugía.
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