La Salmonelosis y el Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) son dos enfermedades más frecuentes durante el verano. Con la llegada de las altas temperaturas, aumenta el riesgo de contraer intoxicaciones alimentarias. Esto sucede porque las bacterias se reproducen más rápido a temperaturas superiores a 20° y causan un mayor riesgo de contaminación en los alimentos.
Si bien cualquier persona puede sufrir una intoxicación alimentaria, los niños menores de 5 años y las personas mayores son los más vulnerables debido a que tienen un sistema inmunitario más débil.
La Salmonelosis es una enfermedad provocada por la bacteria Salmonella, la cual afecta al intestino. Este microorganismo es omnipresente y resiste durante varias semanas en ambientes secos y por varios meses en el agua.
Los síntomas que ocasiona son parecidos a la gastritis: fiebre, dolor abdominal y de cabeza, diarrea, náuseas, vómitos, cólicos y pueden comenzar a manifestarse entre las 6 y las 72 hs. después de contraerse la infección. Suele durar entre 2 y 7 días, dependiendo de la dosis ingerida del alimento contaminado, de la cepa y de la persona afectada.
Entre los alimentos que pueden contaminarse se encuentran:
Es así que tener en cuenta la higiene, la manipulación, la cocción y la cadena de frío de los alimentos es de gran importancia para evitar tanto la presencia de bacterias en ellos como su propagación.
Fuente: Sanatorio Allende
Hacer reposo, comer liviano y mantenerse hidratado son algunos de los puntos claves a tener en cuenta para el tratamiento de la salmonelosis.
El Síndrome Urémico Hemolítico es una enfermedad grave, pero principalmente evitable, causada en un 90% por una bacteria llamada Escherichia Coli, la cual se transmite a través de alimentos en mal estado, de persona a persona (vía fecal-oral) o por contacto directo de animales, afectando al sistema digestivo y renal.
El SUH es la primera causa de insuficiencia renal aguda en niños y puede dejar secuelas como insuficiencia renal crónica, hipertensión e incluso causar la muerte.
En los casos graves los pacientes deben ser internados para su tratamiento oportuno. Pueden requerir transfusiones de sangre y en muchas oportunidades es necesario reemplazar la función renal por diálisis.
Dada la alta tasa de incidencia, la carencia de un tratamiento específico y la alta morbilidad asociada, la PREVENCIÓN PRIMARIA es fundamental para disminuir su impacto sanitario.
Hábitos que pueden ayudarnos a prevenir:
Cocinar de forma correcta la carne vacuna
Separar los alimentos
Lavar de forma correcta los alimentos crudos
Ante la presencia de algunos síntomas mencionados, desde el servicio de Nutrición recomiendan recurrir a una consulta médica para realizar los estudios correspondientes e iniciar un tratamiento adecuado si lo precisa.
Lic. Marianela Roma - Servicio de Nutrición
mayo 24, 2023
diciembre 29, 2022
junio 7, 2022