Siendo la ansiedad un mecanismo de defensa que nos hace prestar atención, las diferentes situaciones del entorno pueden complicar la salud.


¡Tengo angustia!, ¡No sé que me pasa!, son algunas de las frases que se dicen cuando se padece ansiedad. Día a día, experimentamos diferentes emociones y sentimientos dependiendo de las situaciones a las que nos vemos expuestos. La ansiedad, el miedo y la felicidad son algunas de estas emociones. Pero, ¿de dónde proviene la ansiedad? Se trata de un mecanismo de defensa natural, espontáneo y de supervivencia ante un posible peligro.
El primer Estudio Argentino de Epidemiología en Salud Mental, publicado en 2018, determinó que la prevalencia de los trastornos de ansiedad es del 16,4 por ciento en primer lugar, siguiendo los trastornos de ánimo con 12,3 por ciento. En las diferencias por género, las mujeres tuvieron un 85 por ciento más de probabilidades que los hombres de padecer trastornos de ansiedad.
La angustia y la ansiedad son algunas de las respuestas del organismo ante situaciones de vulnerabilidad, como ausencias, riesgos y amenazas. La ansiedad nos pone en alerta. Sin embargo, es considerada una patología cuando altera el equilibrio psíquico y el bienestar físico. Es decir, el problema aparece cuando los niveles de angustia se incrementan debido a la percepción de peligro inminente que se siente en diversos aspectos (afectivo, económico y social). En nuestra vida cotidiana nos vemos inmersos en diferentes momentos de tensión, que generan inquietud y malestar. Normalmente, el estrés funciona impulsando y definiendo acciones puntuales. Sin embargo, si los niveles de exigencias individuales y del entorno son persistentes impactarán negativamente en la salud.
Palpitaciones, falta de aire, sudoración, trastornos intestinales, alteraciones en la piel, cefaleas, mareos, vértigo y dificultad para conciliar el sueño, son algunos de los síntomas somáticos que indican tener ansiedad.
síntomas de la ansiedad
El cuerpo habla y los síntomas expresan el enigma de la angustia, de la ansiedad. Tomar conciencia de lo que está pasando y tener la posibilidad de hablarlo permiten adueñarse de aquello que genera angustia. No se trata de suprimirla, sino de controlarla y tratar de prevenirla. Tanto el peligro anticipado por la angustia como el sentimiento de indefensión respecto a él dependen del temperamento y la personalidad de cada ser humano. Por eso, resulta importante establecer un tratamiento que permita relacionar el suceso de angustia con la historia personal, logrando disminuir la intensidad de ese malestar.
Entre los diversos tratamientos para la ansiedad se pueden mencionar la psicoterapia y el psicofarmacológico. El primero tiene como fin la prevención de las crisis de ansiedad. Es decir, esta alternativa terapéutica se orienta a conocer los desencadenantes psicológicos que llevan a esta situación, como la sobreexigencia, el impacto del estrés y cuestiones físicas (el exceso de actividad corporal y el consumo de bebidas, sustancias adictivas o medicamentos de características ansiogénicas).
En cuanto a los psicofármacos, si bien su indicación es efectiva, en el 60 por ciento de los casos el diagnóstico de la ansiedad se presta a confusión y en el 36 por ciento de los pacientes está asociado a otros trastornos, como la depresión y la adicción a diferentes sustancias. Es por ello que, combinar ambos tratamientos permite no sólo reducir los síntomas que generan la ansiedad, sino también, buscar los factores y los mecanismos psicológicos que intervienen en su origen.
La cafeína, el alcohol y los estupefacientes aumentan los niveles de ansiedad y su falta genera un efecto rebote ansiogénico.
síntomas de la ansiedad
El profesional será quien determinará el tratamiento más adecuado para cada paciente. La duración del mismo oscila entre seis meses y un año, dependiendo tanto del nivel de ansiedad que padece el paciente, como de los resultados obtenidos por su compromiso con el proceso.
Es importante destacar que los resultados se observan luego de las tres semanas de implementado el tratamiento, y que contar con el apoyo y la contención familiar en estos momentos ayuda a disminuir el desamparo frente a los síntomas somáticos. Asimismo, realizar cambios en el estilo de vida, como ejercitar capacidades creativas y destrezas individuales de interés, hacer ejercicios físicos y aplicar técnicas de relajación, permite estimular una planificación del descanso que mejoran el estado de ánimo y la salud de la persona.
Ante la presencia de alguno de los síntomas, es de gran importancia realizar una consulta con un médico especialista en salud mental. El Sanatorio Allende cuenta con un equipo de profesionales que pone a disposición de sus pacientes un servicio de calidad para lograr un diagnóstico certero que permita indicar el tratamiento más adecuado en casa caso en particular.

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