La uña es una lámina semirígida de una queratina especial que contiene aminoácidos y cumple la función de proteger la cara dorsal de las falanges.

A medida que envejecemos, los cambios en su morfología son usuales debido al enlentecimiento de la circulación sanguínea, cambios hormonales y los efectos que producen los rayos UV.

La fortaleza de la estructura de las uñas está asociado al alto contenido de azufre, aminoácidos como la cisteína y la presencia de una proteína llamada queratina, la cual permanece durante más tiempo en un medio ligeramente ácido.

Cuando hacemos referencia a “uñas frágiles”, nos referimos a la alteración en la consistencia de las uñas que se caracteriza por un aspecto débil, descamado y hasta incluso puede presentar fracturas. Esto normalmente genera un resultado visual no deseado que puede repercutir a nivel emocional en el paciente ya que afecta sus actividades diarias.

La onicopatía consiste en la separación en capas del borde más superficial de la uña y es tan frecuente que puede observarse en 27-35% de la población general.

La mayoría de las veces es de origen micro traumático (exceso de lavado, uso de esmaltes, quita esmaltes, tipeo de teclados, etc) aunque enfermedades como la anemia y el hipotiroidismo también predisponen a esta afección al igual que cierta predisposición genética. Esta distrofia ungueal también se conoce vulgarmente como "uñas frágiles".

El tratamiento de esta afección consiste en el uso de aminoácidos y vitaminas, tanto por vía oral como tópicos.  Foto: Depositphotos. 

La onicosquisis es una de las consultas más frecuentes por patologías de la uña en dermatología.

Para prevenir la fragilidad en las uñas se recomienda:

1. Mantener las cutículas: se recomienda conservarlas y no limarlas o cortarlas ya que actúan como agente protector de la uña frente agentes agresores biológicos como bacterias, hongos y virus.

2. Evitar el esmaltado permanente: tanto los productos utilizados como la lámpara de secado UV resultan nocivos para las uñas. Se recomienda recurrir a esta opción solo en ocasiones especiales y esporádicamente.

3. Beber suficiente agua: mantenerse hidratado ayuda a conservar la salud de la piel, el pelo y las uñas mejorando su apariencia.

4. Realizar un lavado de manos y uñas con jabón syndet (no provienen de grasas ni de aceites), de pH ligeramente ácido, con ingredientes hidratantes y/o emolientes.

5. Mantener las uñas cortas y limarlas en la misma dirección, desde fuera hacia dentro (en forma cuadrada)

6. Utilizar elementos de protección para manos al momento de manipular productos de limpieza.

El tratamiento de esta afección consiste en el uso de aminoácidos y vitaminas, tanto por vía oral como tópicos, aunque lo más importante es reducir las posibilidades de microtraumatismos indicados como las principales causas.

Dr. Verduzco, José María - Servicio de Dermatología


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