La tos es el principal mecanismo de defensa. Esta expulsión rápida de aire tiene la función de limpiar la vía aérea de gérmenes y partículas.

Salvo excepciones, la tos no debería ser inhibida sino facilitada, ya que podrá salvar a la persona, por ejemplo, de una neumonía, de ahogos o de depósitos de partículas nocivas para el pulmón.

 

En el caso de infecciones respiratorias la tos facilita la cura. Sin embargo, expone a otros a contagiarse, de ahí la importancia de adoptar diferentes medidas de cuidados y prevención como mantener distancia con personas infectadas, toser en el pliegue interno del codo y ventilar los ambientes.

Bacterias, virus, polvos, tabaco, productos químicos, entre otros contaminantes, son los responsables de las enfermedades respiratorias.

Los virus contaminan nuestro ambiente siendo la principal causa de infecciones respiratorias, son partículas genéticas que se incorporan a células vivas utilizándolas para su replicación. Frecuentemente, las infecciones virales se autolimitan afectando solo la vía aérea superior (de las fosas nasales a la laringe) y produciendo síntomas leves como rinitis y laringitis. En individuos susceptibles, la enfermedad puede ser más severa y afectar la vía aérea inferior (de la tráquea a los alveólos) produciendo bronquitis, bronquiolitis o neumonía.

Las células epiteliales de la vía aérea son el lugar principal donde infectan y replican los virus. La primera línea de defensa la constituye la capa mucosa que recubren estas células, el aire frío y la presencia de químicos o polvos ambientales pueden afectar esta mucosa. Cuando este mecanismo falla se activa un sistema inmune que reconoce el agresor y lo inactiva, el nivel de contagio va a estar relacionado con la velocidad y eficiencia de este sistema. El haber tenido previamente contacto con el virus permite el desarrollo de anticuerpos específicos que lo inactivan más rápidamente. Niños que no han desarrollado aun estos anticuerpos y ancianos con un sistema envejecido y menos eficiente están más expuestos a infecciones virales severas.

El fundamento de las vacunas es el de presentar al sistema inmune un virus o partícula viral determinada y así estimular el desarrollo de defensas específicas.

El COVID-19 es un virus que mutó del reino animal, transformándose en agresivo para los humanos. De esta manera, es posible tener en cuenta dos reflexiones, por un lado, es importante tener un adecuado control sanitario ambiental que permita prevenir la emergencia de este tipo de virus y, por otro lado, el virus tiene un elevado nivel de contagio y capacidad de producir enfermedad debido a que nuestro sistema inmune demora en defendernos. En una era en que algunos discuten el rol de las vacunaciones, estamos esperando ansiosos la vacuna que nos permita desarrollar anticuerpos específicos que nos protejan de este nuevo agresor.

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