La lactancia materna no sólo es el alimento más adecuado para el crecimiento corporal (y para la defensa contra infecciones) sino que sus componentes permiten un mejor desarrollo psicomotriz e intelectual en esa etapa de la vida.
El principal grupo de nutrientes relacionados con el neurodesarrollo son los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, los cuales se depositan especialmente en el cerebro y la retina y son requeridos para una adecuada transmisión de las señales neuronales. Además, dichos ácidos se encuentran involucrados en los fenómenos de reparación neuronal posterior a una lesión celular. Dentro de este grupo y en lo que corresponde a la vida intrauterina, los dos principales exponentes son el ácido araquidónico (AA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), los cuales se obtienen a través de la placenta encontrando una concentración elevada de estos ácidos grasos en el tejido nervioso fetal.
Sin embargo, luego del nacimiento estas reservas tienden a disminuir, especialmente el DHA que es un nutriente esencial en los primeros años de vida y que no es producido en forma eficiente por el organismo hasta la edad adulta.
Con respecto a su rol en el desarrollo psicomotriz, se conoce que el DHA se encuentra en grandes concentraciones en las membranas de las células cerebrales e interviene en procesos de generación de neuronas y transmisión de las señales nerviosas entre las mismas. Distintos estudios han demostrado que estos lípidos que pueden encontrarse en la leche humana están asociados a un aumento en las capacidades visuales y en el desarrollo intelectual de los niños, relacionadas con el tiempo durante el cual la mamá amamantó a su bebé.
lactancia materna
Existe otra sustancia importante para el desarrollo cerebral y que se encuentra presente en proporciones adecuadas en la leche materna denominada colina. La misma interviene en el desarrollo cognitivo (principalmente en los procesos de memoria y aprendizaje) y es muy importante para la formación de las capacidades auditivas y visuales del niño.
Por último, otro grupo fundamental de componentes de la lactancia materna son los micronutrientes. Entre ellos puede mencionarse el hierro, el cual participa en la replicación celular, en la mielinización del sistema nervioso central y en la síntesis de los neurotransmisores. La disponibilidad de hierro es mayor en la leche materna con respecto a las fórmulas, y a través de distintas vías se asocia con el desarrollo del comportamiento, del control de los movimientos, de los ciclos del sueño, del aprendizaje y de la memoria.
Todas estas ventajas de la lactancia materna adquieren mayor importancia en los lactantes prematuros, quienes nacen con un grado mayor de inmadurez neurológica y sensorial. Ante esta situación, el aporte de dichos nutrientes únicos a través de la leche de sus propias madres les permite mejorar el desarrollo psicomotor en general.
lactancia materna
En conclusión, promover la alimentación con leche materna desde la primera hora de vida hasta los seis meses en forma exclusiva, y luego complementarla con el resto de los alimentos hasta los dos años de edad no sólo produce un mejor crecimiento armónico corporal y de protección contra las infecciones, sino que además genera influencias positivas para el desarrollo de la inteligencia, de las emociones y del sistema nervioso en general.

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