Un ACV (accidente cerebro vascular) irrumpe en la vida de una persona, con variadas consecuencias según la localización, volumen de la lesión y una serie de factores que intervienen en el pronóstico.
Cuando un vaso sanguíneo se obstruye o se rompe, las zonas del cerebro que dependen de dicho flujo sanguíneo para vivir dejan de funcionar debido a la falta de oxígeno y nutrientes.
Existen diversos factores que influyen en el modo en que una persona puede experimentar un ACV. Entre ellos podemos destacar: la ubicación del vaso sanguíneo afectado, área y extensión de la lesión cerebral y tipo de ACV (isquémico o hemorrágico).
En los casos donde un ACV se produce por una obstrucción de una arteria portadora de sangre al cerebro, se denomina accidente cerebrovascular isquémico. Éste tipo de ACV es el más frecuente en nuestra población.
Por otra parte existen los denominados ACV hemorrágicos que son producto de la ruptura de un vaso sanguíneo del cerebro. Ésta ruptura impide que las zonas circundantes del cerebro obtengan el oxígeno que necesitan.
La clínica conjunto de síntomas y signos que presenta la persona y los métodos complementarios diagnósticos nos permite identificar el área comprometida del cerebro .
“Una vez que sucede un ACV, existe un alto riesgo de sufrir otro” explica el Dr. Juan José Martin, Jefe del Servicio de Neurología del Sanatorio Allende y añade: “De allí la importancia de tratar las causas subyacentes del accidente cerebro vascular, como la enfermedad cardíaca, Hipertensión Arterial, fibrilación auricular, Diabetes, Dislipemia, entre otras”.
¿Cómo es la vida después de padecer un ACV?
Si bien el tratamiento de cada paciente depende de diversas variables existen consecuencias a nivel físico y cognitivo que impactan en la funcionalidad de la persona tanto en el ámbito personal, laboral y relacional. La rehabilitación temprana y el apoyo que recibe una persona que ha sufrido un ACV en el proceso de recuperación influyen en gran medida en el pronóstico a corto, mediano y largo plazo.
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Las manifestaciones clínicas pueden incluir la función motora, sensitiva, del lenguaje y funciones tales como la visión, la deglución, el habla entre otras. Pueden manifestarse debilidad o parálisis en un lado del cuerpo, disminución de la sensibilidad para notar el tacto, la temperatura y/o el dolor, la dificultad para expresar, comprender el lenguaje y/o la dificultad para leer u orientarse en el espacio.
Otros síntomas que pueden aparecer de manera secundaria son fatiga, cambios en el estado de ánimo ,cambios en la iniciativa, incontinencia urinaria ,aumento del tono muscular o espasticidad etc.
Del mismo modo, tras un caso de ACV es posible que se experimenten distintas consecuencias a nivel cognitivo y a nivel comunicacional. Es posible que la persona se vuelva olvidadiza, padezca ansiedad, inestabilidad afectiva e incluso depresión.
En ese sentido podemos determinar cambios como:
- Afasia: La alteración adquirida del lenguaje expresivo y/o comprensivo o ambos
- Disartria: afección de la organización y coordinación de los músculos y estructuras que nos permiten articular la palabra.
- Apraxia: Dificultad para organizar movimientos aprendidos.
Cuando una persona sufre un ACV, es posible que pueda manifestar problemas de memoria. También puede tener dificultad para planificar, organizar ideas o tomar decisiones.
La importancia de una buena rehabilitación
Durante los primeros meses, luego de sufrir un ACV, el cerebro se encuentra listo para empezar a establecer nuevas conexiones y re adaptarse a los cambios. Esta capacidad de adaptación por parte del cerebro se denomina neuroplasticidad.
El Sanatorio Allende cuenta con la Unidad de Ataque Cerebrovascular que reúne distintos factores claves para una atención integral del paciente.
El Servicio de Neurología Adultos y el Servicio de Neuropsicología y Neurorehabilitación del Sanatorio Allende está conformado por profesionales altamente especializados quienes trabajan de manera coordinada y conjunta para lograr un diagnóstico temprano que posibilite un tratamiento oportuno y eficaz minimizando las secuelas de esta tan compleja enfermedad.
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“El ACV puede afectar diversas e importantes funciones que impactan en la vida de una persona por lo que acceder a un tratamiento precoz y a una rehabilitación integral temprana y de calidad con un equipo profesional que comprenda las necesidades del paciente y familia, aumenta considerablemente las posibilidades de lograr la mejor recuperación posible” concluye la Doctora Magdalena Cáceres, especialista del Servicio de Neurología Adultos y co directora del Servicio de Neuropsicología y Neurorehabilitación del Sanatorio Allende.
Además, el Sanatorio Allende cuenta con la Unidad de Ataque Cerebrovascular que reúne distintos factores claves tales como equipamientos, recursos humanos, profesionales experimentados, investigación, para el tratamiento de los pacientes que padecen un ACV y el acompañamiento de sus familiares. Estas Unidades Integrales, permiten el más rápido diagnóstico y mejor tratamiento disponible en la actualidad, considerando los distintos y complejos tipos de ACV.
Doctora Magdalena Cáceres - Servicio de Neurología Adultos - Servicio de Neuropsicología y Neurorehabilitación - Sanatorio Allende
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