Esta patología se constituye como el motivo más frecuente de hospitalización por enfermedades cardiovasculares. Cuáles son sus cuatro desencadenantes principales.
La insuficiencia cardíaca se produce cuando las cavidades del corazón (aurículas y ventrículos) no bombean sangre correctamente para distribuirla a órganos vitales.
Esto puede deberse a distintas causas que hacen que se tornen rígidas o, en otros casos, el músculo cardíaco puede dañarse y debilitarse, y los ventrículos se dilatan. Normalmente, esta patología afecta al ventrículo izquierdo, o derecho, aunque también puede presentarse en ambos lados del corazón.
La insuficiencia cardíaca es la causa más frecuente de hospitalización por enfermedades cardiovasculares.
Esta patología crónica no tiene, al momento, ningún tratamiento curativo, pero sí es posible controlar sus síntomas y retrasar su avance, mejorando el pronóstico y la calidad de vida del paciente.
Durante su fase inicial, la insuficiencia cardíaca es asintomática. Sin embargo, cuando su estadio es avanzado puede presentar distintos signos y síntomas tales como:
Ciertas enfermedades como la insuficiencia renal crónica puede ser tanto la causa como consecuencia de la insuficiencia cardíaca. No obstante, algunos factores modificables (por ejemplo, el consumo de alcohol y de sustancias tóxicas) aumentan el riesgo de padecerla.
Existen cuatro patologías principales que desencadenan el cuadro clínico de insuficiencia cardíaca. Ellas son:
La hipertensión arterial es el principal factor de riesgo modificable para el desarrollo de insuficiencia cardíaca. Actualmente, se constituye como la afección más frecuente en occidente ya que afecta al 30% de la población adulta y al 60% de las personas mayores de 65 años.
Según datos de la OMS, solo 1 de cada 5 personas hipertensas tiene controlada esta afección.
El diagnóstico y tratamiento temprano de la hipertensión arterial, y de la insuficiencia cardíaca provocada por esta patología, es fundamental para disminuir sus síntomas, prevenir sus complicaciones y retrasar su evolución.
Foto: Depositphotos | La insuficiencia cardíaca es la causa más frecuente de hospitalización por enfermedades cardiovasculares.
El infarto agudo de miocardio, más conocido como “ataque cardíaco”, se produce cuando alguno de los vasos sanguíneos que irrigan al corazón se obstruye impidiendo la llegada de sangre oxigenada.
El síntoma más frecuente es el dolor en el centro del pecho el cual muchas veces se extiende al hombro y a los brazos y/o mandíbula. Otros síntomas asociados son la falta de aire, náuseas y sudoración.
Sin embargo, es importante considerar que el dolor opresivo de pecho no está presente en todos los infartos. Algunos pacientes pueden experimentar sólo falta de aire o sudoración lo que dificulta su diagnóstico. En todos los casos es recomendable que el paciente concurra rápidamente al centro asistencial más cercano ya que a medida que transcurre el tiempo aumenta el dolor provocado por el infarto. Además, existe la posibilidad que se desarrolle una arritmia lo que podría provocarle una muerte súbita.
Después de un infarto el ventrículo tiende a dilatarse y aumentar de tamaño, lo que disminuye la fuerza que puede realizar en cada latido cardíaco provocando insuficiencia cardíaca.
Una vez que la persona sufrió un infarto, es fundamental que concurra a una consulta médica con un especialista en cardiología para iniciar un tratamiento adecuado que ayude a prevenir nuevos infartos, disminuya la dilatación progresiva del ventrículo y mantenga al paciente asintomático.
La miocardiopatia es una enfermedad del corazón la cual dificulta que el músculo cardíaco bombee sangre al resto de los órganos vitales. Los principales tipos de miocardiopatías son la dilatada e hipertrófica y ambas pueden provocar una insuficiencia cardíaca.
La Miocardiopatía Hipertrófica consiste en el engrosamiento de las paredes del ventrículo izquierdo o de ambos en algunas oportunidades.
En las primeras etapas de la miocardiopatía podría no presentar signos ni síntomas. No obstante, a medida que la afección avanza, el paciente puede sentir:
En estos casos, el ventrículo del músculo cardíaco se estira y se dilata la cavidad, por lo que no puede bombear sangre de forma correcta. Esta patología puede ser consecuencia de otras patologías tales como diabetes, hipertensión, inflamación del músculo cardíaco (miocarditis) o tener una causa desconocida.
Entre los distintos síntomas que produce esta afección se encuentran los latidos irregulares (arritmias), la producción de coágulos sanguíneos dentro del ventrículo (luego producirán embolias), falta de aire y/o fatiga. Si el compromiso es en el ventrículo izquierdo puede tener distensión abdominal luego de ingerir alimentos.
La elección del tratamiento (que podría incluir fármacos, dispositivos implantados quirúrgicamente, cirugía cardíaca o, en los casos más severos, un trasplante cardíaco) dependerá del tipo de miocardiopatía y su gravedad.
Las arritmias cardíacas son alteraciones del ritmo cardíaco normal las cuales ocasionan que los latidos sean irregulares, a veces demasiado lentos y/o excesivamente rápidos. Esto puede afectar al corazón y dilatarlo y llevarlo a la Insuficiencia cardíaca por tal motivo si el paciente tiene palpitaciones, mareos entre otros síntomas es recomendable que se haga tratar rápidamente para evitar que el corazón se dilate.
Para estudiar la función y estructura cardíaca y detectar si existe presencia de arritmias, el cardiólogo puede solicitar distintos estudios tales como electrocardiogramas, holter, pruebas de esfuerzo, acompañado de un interrogatorio y examen físico del paciente.
Según distintos trabajos científicos, las personas hipertensas o quienes tienen el hábito de beber alcohol, son más propensos a desarrollar arritmias, incluso después de realizar tratamientos específicos para esta afección. A pesar de esto, el hecho de no consumir alcohol y tener controlada la hipertensión arterial hace que el ritmo cardíaco del paciente se estabilice evitando la aparición de futuras arritmias y puede llegar a normalizarse el tamaño del corazón si suspende definitivamente el alcohol o controla correctamente la presión arterial.
A medida que pasan los años y envejecemos aumenta el riesgo de desarrollar arritmias. / Depositphotos
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