Ante la preocupante situación generada por la pandemia de COVID-19, todos los esfuerzos de los diferentes centros de salud están puestos en generar, de manera rápida y efectiva, nuevas estructuras y protocolos centrados en la protección de los pacientes y de sus colaboradores. Y como nuestro Sanatorio no es ajeno a ello, y de la mano de diferentes áreas y sectores que lo componen, se desarrolló un plan de contingencia para enfrentar la nueva emergencia sanitaria.
Sobre la base de las normativas del Ministerio de Salud de la Nación y de la Provincia, la Organización Mundial de la Salud y otras organizaciones y sociedades científicas de referencia nacional e internacional, se llevaron a cabo diversas acciones para seguir consolidando un Sanatorio Seguro, las cuales son planeadas y aprobadas por un Comité. El mismo está integrado por el Directorio, Dirección Médica, expertos del Servicio de Infectología, y otras gerencias o jefaturas como Enfermería, Farmacia, área de Recursos Humanos y de Comunicación del Sanatorio Allende.
La pandemia produce inquietud y temor en la población. Las personas buscan, lógicamente, alejarse de cualquier fuente potencial de contagio y las Instituciones de Salud son consideradas, a priori, como tales. Esta resistencia a concurrir a un Sanatorio u Hospital puede traer graves consecuencias si hay una enfermedad en curso.
Es por ello que, dentro de las premisas de trabajo en seguridad que desarrolló el Sanatorio, durante este complejo momento que nos toca afrontar, se encuentra la adecuada separación de la circulación de los pacientes que pueden estar afectados por COVID-19 y aquellas personas que consultan por otras patologías en consultorios externos o que llegan para realizar estudios, procedimientos o controles específicos. Por esta razón, los pacientes con síntomas respiratorios son asistidos en áreas separadas y destinadas especialmente para ellos, con personal adecuadamente entrenado, capacitado y que cuentan con los equipos de protección personal para que puedan realizar su trabajo minimizando los riesgos. Sin embargo, esta separación de la circulación no es sólo física, sino también basada en procesos que buscan realizar una rápida identificación de los motivos por los que consultan quiénes concurren a la institución y dirigiéndolos prontamente al lugar que corresponden a los mismos. Estos llamados “check-points” (o puntos de control) están distribuidos estratégicamente conformando un sistema de filtros para evitar posibles contagios.