Si bien los cambios puberales siguen un determinado patrón, el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios a una edad temprana es motivo de preocupación para los padres y las niñas. Nuestro Servicio de Ginecología y Obstetricia nos informan sobre la importancia del diagnóstico y tratamiento integral de esta enfermedad.

La pubertad, es el período de transición entre la infancia y la edad adulta. Éste momento en la vida, se da como resultado de un sistema complejo, donde intervienen hormonas que producirán cambios psicológicos, aparición de caracteres sexuales secundarios, rápido crecimiento esquelético y talla final, seguido de la adquisición de la capacidad de reproducirse. 

En las niñas, la edad normal del inicio puberal es entre los 8 y los 13 años, existiendo distintos factores que influyen en el momento de inicio y la velocidad de la progresión de la pubertad. 

En general, el primer signo de pubertad en las niñas es la aparición de botón mamario (telarca), seguido por el vello pubiano (pubarca) y axilar (axilarca).

Variables ambientales, el peso, la nutrición fetal, la infancia, hábitos dietéticos, actividad física, factores psicológicos, exposición a campos electromagnéticos y disruptores endocrinos también tienen impacto sobre los tiempos de la pubertad. 

Si bien los cambios puberales siguen un determinado patrón, la pubertad precoz en niñas se define como la aceleración del crecimiento y la aparición del botón mamario antes de los 8 años. 

¿Cuáles son los signos de la pubertad precoz en niñas?

La pubertad precoz es una condición que genera la aparición temprana de caracteres sexuales secundarios en niños y niñas. Ésta situación, no solo contempla cambios a nivel físico sino que también influye en el aspecto psicológico y emocional.

La secuencia de eventos puberales requiere un tiempo aproximado de 4.5 años. 

Otras veces, la hemorragia genital aparece como síntoma inicial, debido a causas de origen genético o adquirido. En este sentido se pueden resaltar: hiperplasia suprarrenal, quistes ováricos, tumores ováricos y suprarrenales, exposición a estrógenos exógenos y disruptores endocrinos (contaminantes ambientales) que actúan uniéndose al receptor de estrógenos, estimulando el desarrollo. 

En el plano psicológico mental, se han descrito situaciones de estrés, imagen corporal alterada, y dificultad de adaptación ante los rápidos cambios físicos y psicológicos que se producen, rechazo por parte de sus compañeros y tendencia al aislamiento y a depresión. Incluso puede presentarse un inicio precoz de las relaciones sexuales, así cómo un mayor riesgo de abuso sexual.

Además, el cambio hormonal a temprana edad, tiene cómo consecuencia que algunas niñas que han tenido pubertad precoz desarrollen menor competencia social, alcanzando niveles educativos más bajos. 

Pubertad Precoz: diagnóstico y tratamiento

Para poder reconocer una pubertad precoz, el médico debe realizar un exámen físico de la niña y se puede requerir de un análisis de sangre con dosajes hormonales y pruebas de estimulación, a fin de detectar altos niveles de hormonas sexuales. Ante la sospecha de un paciente con pubertad precoz, se realizan una serie de pruebas complementarias (test LHRH) para diferenciar entre pubertad precoz central y periférica y otras variantes. 

También será de importancia conocer datos personales de la paciente recabados a partir de un interrogatorio exhaustivo. Antecedentes familiares, peso y talla al nacimiento, exposición a esteroides sexuales y disruptores endocrinos, uso de cremas o medicamentos, alimentación, el orden de aparición de los caracteres sexuales secundarios, y las características de su progresión (rápida, lenta, cíclica).

La radiografía de mano y muñeca izquierda para valorar edad ósea suele ser una de las primeras pruebas a realizar ante la sospecha de pubertad precoz.  

La ecografía también es una técnica útil y no invasiva que evidenciará datos sobre el volumen ovárico, la relación cuerpo/cuello uterino o la presencia de línea endometrial, signos sugerentes de niveles elevados de estrógenos circulantes y de inicio puberal.

El tratamiento de la pubertad precoz se realiza de forma multidisciplinaria debido a los distintos ámbitos que contempla esta patología. En ese sentido, el Sanatorio Allende cuenta con el Servicio de Ginecología y Obstetricia para realizar un abordaje integral en las enfermedades que afectan a la mujer, así como aspectos psicológicos y sociales de la maternidad. 

Cabe destacar que, con respecto a la pubertad precoz, el manejo del paciente también contempla la participación de un endocrinólogo infantil. Allí el médico especialista tratará la causa que produjo la aceleración del crecimiento, utilizándose muchas veces inhibidores, con el objetivo de volver al ritmo de crecimiento propio de su edad. 

Doctora Carolina Vera - Servicio de Ginecología y Obstetricia - Sanatorio Allende


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